Satipo, Junín – Perú.-

En la selva central del Perú, en la provincia de Satipo (Junín), comunidades indígenas y organizaciones cacaoteras están recuperando el equilibrio con la tierra a través de un modelo transformador: la agroecología.

Así lo muestra el documental “Voces de la Selva: la agroecología como defensa de la tierra”, una producción de FOVIDA que recoge los testimonios de mujeres y hombres que han decidido cambiar su forma de cultivar, de vivir y de relacionarse con su entorno, en defensa de su territorio, su cultura y su futuro.

Frente al avance del modelo extractivista, la agricultura intensiva, el cambio climático y el abandono estatal, las comunidades nativas de Satipo han encontrado en la agroecología una herramienta para sanar sus suelos, fortalecer su identidad y generar alternativas económicas sostenibles.

“Antes hacíamos prácticas que destruían nuestros suelos. Ahora practicamos la agroecología para mejorar nuestra calidad de vida”, señala Silvia, presidenta de la cooperativa Shintzijaroqui, ubicado en la comunidad que tiene el mismo nombre.

¿Qué es la agroecología? Una mirada más allá de la producción

El documental, titulado en lengua ashaninka Ineane Inchotomashi: Ora Amenakoyeterone Inchatomashi Asaikantyari Kametsa, revela que la agroecología va mucho más allá de cambiar las prácticas productivas. Es una propuesta integral basada en seis ejes fundamentales:

  • Espiritual y cultural
  • Técnico productivo
  • Económico
  • Comunitario y ambiental
  • Político
  • Social e igualitario (con enfoque de género)

En este sentido, FOVIDA, junto a comunidades nativas como Tsiriari, Shintzijaroqui, Yavirironi y Teoría, y organizaciones como Valle Unión, Warmi Tsinani y la Cooperativa COAAN, viene trabajando en la recuperación del buen vivir, entendiendo la agroecología como una herramienta para transformar no solo la forma de producir, sino la vida misma, tal como se presenta en el video.

Ejes de transformación: la agroecología en acción

  1. Espiritual y cultural: Reconectar con la tierra

Las comunidades indígenas reconocen una conexión profunda con la naturaleza. La agroecología recupera ese vínculo sagrado, valorando los saberes ancestrales, el respeto por los ciclos naturales y la necesidad de no depredar más allá de lo que se necesita.

“La agroecología entrelaza la técnica con el alma de las comunidades. Es cuidar lo que cuida de nosotros”, destaca Ricardo Zacarías, especialista en agroecología de FOVIDA.

  1. Técnico-productivo: Fincas que regeneran la vida

En el aspecto técnico, las fincas agroecológicas promueven prácticas sostenibles con bajo uso de insumos externos y alto valor ambiental. Las comunidades están recuperando especies nativas, elaborando fertilizantes orgánicos (como compost, biol o bocashi), aprovechando el agua de lluvia con geotanques, y revalorizando cultivos tradicionales y medicinales.

Estas prácticas han permitido mejorar la producción, diversificar los alimentos, garantizar una nutrición saludable y propiciar el regreso de la fauna silvestre, como las abejas miliponas, símbolo de ecosistemas sanos.

“Estamos mejorando nuestros ingresos y recuperando nuestras variedades nativas de cacao, aprovechando los recursos de nuestro territorio”, afirma Elzi Rufino Díaz, de la comunidad de Tsiriari.

  1. Transformación económica: Valor agregado y asociatividad

“La economía también se transforma. La agroecología promueve mercados locales, valor agregado y la asociatividad”, se enfatiza el video.

Esto se muestra en excelentes experiencias como el de la cooperativa Cooperativa Agraria Ashaninka – Nomatsiguenga con Criterios Ambientales (COAAN), en Tsiriari; una cooperativa conformada por jóvenes que han a pesar de contar con pocos años ha logrado conseguir chocolates de buena calidad, elaborado con cacao nativo fino de aroma. Además, están aprovechando al máximo el cacao, dándole valor agregado, como tés filtrantes, harina de plátano, entre otros.

Además, está la Asociación de Mujeres Emprendedoras Warmi Tsinani, en Río Negro, conformada por mujeres quechuas y ashaninkas que ha ganado un gran reconocimiento en diferentes espacios y están diversificando su producción.

También destaca la Asociación de Productores Agrarios Valle la Unión, que ha innovado con productos como chocolate de ají charapita o de cedrón, fomentando la participación igualitaria entre hombres y mujeres.

  1. Fortalecimiento comunitario: Las comunidades como protagonistas del cambio

La agroecología impulsa una transformación integral del territorio, entendido como un sistema vivo. Comunidades como Shintzijaroqui, Tsiriari y Teoría han asumido un rol activo en la protección de su entorno, conformando comités ambientales y promoviendo la regeneración de sus ecosistemas.

En Shintzijaroqui, luego de años de agricultura intensiva (con cultivos como el kion o la piña), hoy se están recuperando los suelos y bosques. La fauna regresa, como los armadillos captados por cámaras trampa, y los manantiales, u “ojos de agua”, están siendo protegidos.

  1. Dimensión política: Autonomía y defensa territorial

La agroecología es también una propuesta política. Las comunidades nativas están creando áreas de conservación, estableciendo comités ambientales y dialogando con gobiernos locales para incidir en políticas públicas que apuesten por la agroecología.

  1. Igualdad de género: Corresponsabilidad y liderazgo femenino

El documental destaca el papel clave de las mujeres como lideresas y actoras del cambio. Hoy, participan activamente en espacios de toma de decisión, lideran organizaciones y promueven la equidad dentro y fuera del hogar.

“Gracias a la corresponsabilidad, ahora puedo asumir cargos. Antes fui presidenta de la asociación, hoy soy gerenta”, comenta Milagros, integrante de Warmi Tsinani.
“Hemos fortalecido nuestra participación en espacios distritales”, agrega Marisela, presidenta de la Asociación y de la Mesa de Diálogo de la Mujer de Satipo.

Desde FOVIDA, a través de este documental, buscamos contribuir al debate, sensibilizar e inspirar a más comunidades, instituciones y tomadores de decisiones a apostar por la agroecología como un camino hacia un futuro justo, sustentable, igualitario y en armonía con la naturaleza.

Agradecemos profundamente a las comunidades y organizaciones por compartir sus saberes y ser parte de esta historia. Asimismo, agradecemos el apoyo de CCFD-Terre Solidaire AFD – Agence Française de Développement Brot für die Welt Manos Unidas  Dreikönigsaktion der Katholischen Jungschar.