Por: Ing. Ángela Flores Juzcamayta, profesional en gestión territorial de FOVIDA
A más de 4580 msnm, en la región central del Perú, se alza enérgicamente el Apu “Palia”, quien dota del recurso hídrico a las comunidades campesinas de la microcuenca del río Yacus. Pobladores comunales comentan que anteriormente fue un nevado, pero debido al cambio climático en la actualidad ya no cuenta con cobertura glaciar.
“Palia”, se encuentra ubicado en la comunidad campesina de San José de Apata, la cual cuenta con una población de 44 comuneros/as activos/as. Está ubicada en la provincia de Jauja, región Junín, donde mujeres y hombres ven con preocupación los largos periodos de sequía y escasez del recurso hídrico, que ponen en riesgo los principales recursos que sustentan su economía familiar. Están perdiendo cultivos, los pastos escasean, y mueren sus alpacas, ovinos y otros animales de crianza. Ante esta incertidumbre climática, la comunidad se organiza para la realización de faenas comunales con un objetivo específico: Sembrar agua para asegurar la disponibilidad hídrica en la parte media y baja de la cuenca, a través de la construcción de una qocha, aprovechando la época seca entre julio y agosto.
Faenas comunales: De la planificación a la acción
Para este fin las autoridades comunales en coordinación con el comité ambiental de la comunidad, plasmaron en su plan de trabajo anual 2023, en el eje ambiental: clausura de pastos naturales, conservación de ojos de agua, apertura de zanjas de infiltración y otros. Así, se planificó la construcción de la qocha artesanal denominada “Palia”, en referencia al Apu del mismo nombre, quien tutela el paraje, donde se encuentran ojos de agua y bofedales, quienes dan vida a la flora y fauna silvestre.
Con la asesoría técnica de profesionales de la ONG FOMENTO DE LA VIDA – FOVIDA, los/las comuneros/as realizaron sus faenas en los meses de julio y agosto, aprovechando la temporada seca y la escasez de agua en el área. Más de 80 personas, entre comuneros/as y pobladores de zonas aledañas beneficiarias del recurso hídrico proveniente de la zona alta de la cuenca participaron en la tarea.
Es de anotar, que las faenas comunales son espacios culturales de cohesión social con un propósito claro, trabajar por el bien común. Para la siembra del agua se recuperan y emplean técnicas ancestrales como la construcción de qochas artesanales, utilizando materiales de la zona, como piedras grandes, arcilla, “champa”, terrones de tierra entre otros, los cuales son extraídos con la ayuda de la “chaquitaclla”, conocida también como arado de pie, uno de los instrumentos de labranza más importantes del mundo andino. Las faenas se inician acompañadas de las melodías de la tinya y quena, realizándose el tradicional “pagapu”, donde se ofrecen las mejores hojas de coca, cigarros, caña, caramelos, semillas, frutos, y productos producidos en la comunidad, al Apu “Palia”, en señal de agradecimiento por su tutela y por los recursos que brinda a la comunidad. “Chacchando” hojas de coca acompañan al Apu en esta ceremonia todos y todas las participantes.
Trabajo compartido en la gestión del agua
Las mujeres juegan un rol importante en la administración del agua. Las tareas domésticas habituales: cocinar, lavar, asear a los niños/as, alimentar a los animales, y otros, hacen necesario contar con la disponibilidad del recurso. En muchos casos es necesario caminar un largo tramo para abastecerse de agua, lo que pone en estado vulnerable a las mujeres, exponiéndolas al peligro.
La construcción de la qocha artesanal “Palia”, mejorará la disponibilidad de agua en el área poblacional de la comunidad, ya que permitirá almacenar agua en temporada lluviosa para contar con disponibilidad en temporada seca.
El trabajo organizado de hombres y mujeres se visibiliza en las faenas de construcción. En la distribución de tareas: los varones se encargan del acopio y traslado de rocas, piedras grandes, terrones de tierra, arcilla; empleando sus chaquitacllas, barretas y carretillas realizan el traslado, mientras que las mujeres realizan el acopio de piedras pequeñas y la extracción de bloques de “champas” que son trasladadas en sus “mantadas”.
Técnicas ancestrales y conservación
A través de ocho faenas y con estas técnicas ancestrales, mujeres y varones de la comunidad San José de Apata sembraron agua, recuperaron ecosistemas, mejoraron los hábitats de flora y fauna silvestre. Lograron materializar su objetivo, almacenar e infiltrar más de 45 mil metros cúbicos de agua en temporada de lluvia, para la conservación y recuperación de bofedales y manantes aguas abajo, creando y recuperando condiciones para conservar pastos naturales, flora y fauna silvestre. Además, mucha de esta agua es potabilizada para el consumo humano.
El Apu “Palia” queda satisfecho por la ardua labor de sus hijos e hijas, quienes entregaron alma, vida y corazón en cada una de las 08 faenas, bajo el sol implacable de la mañana y los vientos fríos de la tarde. Por sus faldas escurre el líquido milagroso que genera vida, dando muestra de que el cancestral del mundo andino está hoy más presente que nunca, haciéndole frente al cambio climático.