El primer día del paro agrario acaba de dejar más de 30 heridos/as y dos muertos. No es la primera vez que en una movilización de protesta legítima, se responda de manera irresponsable con la muerte de ciudadanos, el derecho humano a la vida debe ser cuidado y protegido por nuestro Estado y es urgente una sanción a los responsables. Los productores/as paperos del Perú afrontan una crisis por los bajos precios de este producto en el mercado nacional, se ha optado por importar papa subsidiada por otros países, lo que ha dado lugar a una competencia desleal que ha ocasionado la pérdida de este producto y de los ingresos de cientos de miles de agricultores familiares que cultivan la papa, producto originario y emblemático de nuestros país.
La crisis de los productores paperos ya tiene más de tres meses, después de una ola de protestas, el sector gubernamental optó por solucionar el problema asignando 1.5 millones de soles en cada región productora de este tubérculo, para comprar los excedentes y de esta manera regular el precio.
Sin embargo esta medida populista empezó a mostrar sus efectos y, desde los medios de prensa ya se discuten preguntas tales como: ¿Cuál será el precio a pagar?, ¿Cómo se definirá a quiénes se compra el producto?, ¿Cuál será el mecanismo de compra?, ¿Realmente beneficiará a los pequeños/as productores/as?….Todo ello deja la impresión de que nuevamente el Estado demuestra su ineficiencia y falta de interés por abordar con mejor criterio y análisis una solución real a este problema.
La actual inestabilidad política del gobierno de turno, traducida en las constantes movilizaciones de la población para manifestarse en contra de hechos de flagrante corrupción vienen debilitado la institucionalidad democrática, en su preocupación por estabilizarse, viene dejando de lado la discusión y resolución de problemas graves que no solo afectan a los paperos sino a todos los/as peruanosas. Y es que el problema de la papa es en realidad la problemática del sector agrario; lo que sucede hoy con la papa sucede en otros momentos con la zanahoria, el zapallo, los ajos y otros productos. Es decir la seguridad alimentaria y la agricultura familiar al parecer están fuera de la agenda política del gobierno.
FOVIDA apuesta por el desarrollo de la agricultura familiar, fuente de la alimentación de todos los peruanos y peruanas, estamos comprometidos por una sociedad equitativa donde se respeten los derechos humanos, sobre todo el de la vida, apostamos por un desarrollo territorial sostenible, por la conservación y puesta en valor de nuestra biodiversidad y creemos que es necesario que el sector agrario y el gobierno muestre voluntad política para enfrentar esta situación con medidas claras y concretas desde todos los niveles de gobierno.
Como se predecía los Tratados de Libre Comercio ponen en desventaja a los pequeños agricultores, quienes tienen que competir con producción importada que ingresa al Perú con menores precios, en muchos casos subvencionados por sus estados y, con facilidades que los productores nacionales no tienen. Si bien estos contratos no pueden ser modificados, el Estado si puede flexibilizar nuestra normatividad para desarrollar condiciones que favorezcan la justa competencia de la producción nacional en los diferentes mercados. Un solo ejemplo sería condicionar las compras estatales de alimentos que demandan los programas sociales, por productos nacionales que provengan de la pequeña agricultura familiar.
1. La sierra peruana es fuente de producción agroecológica de pequeñas familias campesinas, que por siglos han contribuido al PBI y desarrollo, pero son actualmente invisibles para el Estado. Urge políticas que promuevan la certificación de esta producción y mecanismo para facilitar su acceso a mercados especiales donde obtengan precios justos por producción de calidad. Hay que recordar que Perú es centro de origen de la papa; se promueve la siembra de variedades con paquetes tecnológicos convencionales y se descuida la promoción de la producción agroecológica que garantiza calidad, mejores precios y mercado a los pequeños agricultores.
2. Reactivar las oficinas de Planificación Agraria dentro del Ministerio de Agricultura, incrementando asignación presupuestal para que, junto a la Dirección de Información Agraria, se pueda conocer la dinámica de los mercados internacionales y nacionales; de esta manera podrá partirse de la demanda para desarrollar procesos de planificación agraria.
3. Promover las inversiones en el desarrollo de la pequeña y mediana agroindustria orientada a emprendimientos e ideas de negocio, dándoles valor agregado: Snacks, papas en tiras, pre congeladas, pre fritas, harina, puré, etc., etc., etc.
4. Fortalecer los centros de investigación e innovación agraria. Las empresas que usan este tubérculo se ven obligadas a comprar producción importada porque nuestra producción no cumple los parámetros de calidad que éstas demandan. Los centros de investigación poco aportan a desarrollar variedades locales que se adapten a estas exigencias; existen países que producen 50 a 60 Tn/ha, mientras en Perú no podemos superar las 14 Tn/ha. El reto está planteado en mejorar este indicador, desarrollando paquetes tecnológicos que no degraden los recursos naturales usados para su producción.
5. Promover programas que fortalezcan la asociatividad de pequeños/as productores/as con capacidad para la gestión empresarial de sus organizaciones; el sistema cooperativo u otras formas de asocio de los agricultores familiares son una alternativa para venta conjunta y la obtención de mejores precios en el mercado, sin embargo, se hace muy poco para fortalecer la institucionalidad y funcionamiento asociativo o cooperativo.
Estas son unas soluciones que estamos planteando desde nuestro trabajo y experiencia. Y ahora, ¿Quién agarra esta papa caliente?